Lolo, el pitbull de color negro, llegó al Centro de Protección Animal de Fuenlabrada (CPA), en España, en 2021, cuando tenía 10 años y desde entonces busca un hogar adecuado que esté dispuesto a otorgarle todo el amor y el cariño que se merece.
La travesía para encontrar hogar no ha sido sencilla, Lolo es un perro anciano de 12 años, tiene que usar una silla de ruedas a causa de un quiste medular que limita la movilidad de sus patas traseras y pertenece a una raza de perro considerada como potencialmente peligrosa (PPP), por lo que muchas familias deciden no adoptarlo.
Voluntarios de la asociación CONtuYAYO desde hace varios meses apoyan a Lolo, llevándolo a sesiones de rehabilitación y dándole amor y cuidado al mismo tiempo que le buscan un hogar donde pueda pasar el resto de su vida.
Los problemas que aquejan a Lolo
Lolo llegó al CPA en 2021. A través de una publicación en Instagram a finales de 2022, voluntarios del refugio lo presentaron con sus seguidores, en la descripción añadieron que ya estaba acostumbrado a vivir con ellos, era muy feliz y que se había adaptado por completo a su vida. Aún así, acotaron que todo eso “no era justo”, pues “todos los yayetes” merecen un sofá, confort y compañía.
Sus cuidadores agregaron que sufre el estigma añadido de ser PPP, pero que si la gente quita las etiquetas impuestas por su raza y “miran su preciosa carita” podrán ver que el animal es “un adorable abuelo achuchable”.
Pasaron varias semanas sin que los trabajadores del refugio publicaran más actualizaciones sobre Lolo, hasta que hicieron un llamado a sus seguidores solicitando acogida o adopción “urgente”, pues recientemente había sido diagnosticado con una enfermedad neurológica degenerativa que afectaba su forma de andar.
Añadieron que no presentaba ningún tipo de dolor, pero deseaban que el tiempo que le quedaba lo pase junto a una familia que le dedique todo el amor y los cuidados que merece.
Por otro lado, voluntarios de CONtuYAYO compartieron en la cuenta de Instagram de la organización la historia de Lolo, informaron que la enfermedad le afecta las patas traseras y que poco a poco empeorará hasta que llegue el momento en el que perderá la movilidad.
Los trabajadores declararon que “es el perro perfecto” y que se lleva bien con hombres, mujeres, niños y otros canes, tanto machos como hembras, no reacciona al movimiento ni a los sonidos y que tiene mucha energía a pesar de tener 12 años.
Un par de semanas después, autoridades del refugio informaron que Lolo tuvo una recaída y una de sus patas dejó de funcionar “de un día para otro”, lo que le dificultaba mantenerse de pie, se caía con mucha frecuencia y caminaba arrastrándose, por lo que empezaron a urdir un plan para mejorar su calidad de vida.
La lucha no termina
Los miembros de CONtuYAYO llegaron a la conclusión de que Lolo necesitaba una silla de ruedas, por lo que se informaron sobre todos los pormenores que debían tener en cuenta a la hora de comprar una y averiguar exactamente dónde adquirirla.
La silla se la compraron a una ciudadana de nombre Patricia, quien recientemente había perdido a su perra Lúa, su anterior usuaria. Al principio fue complicado que Lolo se adaptara a su nuevo estilo de vida, pero con el paso del tiempo aprendió a andar sobre dos ruedas.
A inicios de enero, miembros de CONtuYAYO compartieron un video a través de Instagram en el que nuevamente pedían apoyo a sus seguidores para encontrarle un hogar a Lolo, quien actualmente asiste a rehabilitación y le encanta correr, estar con personas y que se lleva bien con todos los animales.
