La carrera de Tomás Martín Etcheverry en el tenis profesional no es meteórica, pero va dando los pasos necesarios para llegar a lo alto. A los 23 años, el platense se clasificó para su primera final en el circuito ATP, un logro que consiguió justo frente a un compatriota y compañero de generación: Sebastián Báez. Y en un lugar especial para el tenis argentino: Chile, donde los jugadores albicelestes no suelen ser queridos.
Etcheverry se impuso a Báez, que es oriundo de San Martín, por 7-5 y 6-3 en la primera semifinal del ATP 250 de Santiago, que tendrá un local en el otro cupo de la definición: Nicolás Jarry derrotó al español Jaume Munar por 1-6, 7-6 (7-4) y 6-1 y accedió al desenlace que tendrá lugar este domingo, a las 19 de Buenos Aires, con transmisión por la plataforma Star+.
Para Báez se trató del cierre de la gira sudamericana, que incluyó las estaciones de Córdoba, Buenos Aires, Río de Janeiro y Santiago, con saldo positivo por la conquista en la provincia mediterránea. Para Etcheverry, más allá del resultado que obtenga este domingo, habrá sido otro avance hacia las alturas del ranking mundial.
Compacto de la victoria de Etcheverry sobre Báez
Hoy 76º, y 72º en su mejor momento (25 de julio último), el platense progresará en el escalafón gracias a los cuatro triunfos que ya colectó detrás de la cordillera, conseguidos frente a adversarios más que respetables: el italiano Fabio Fognini (6-1 y 7-6), el argentino Francisco Cerúndolo (6-3, 3-6 y 6-3), el serbio Dusan Lajovic (6-1 y 6-2) y Báez. Eso pone en balance positivo su temporada, que merced a su actuación en Chile pasó de 3 éxitos y 5 caídas en el año a 7-5, por ahora. Aunque perdiere la final, su saldo quedará superavitario. En el total de su carrera en el nivel de ATP Tour, pasó esta semana de un 7-21 a 11-21.
Después de una trayectoria en la categoría de challengers, en la cual consiguió tres copas, a Etcheverry llega por fin la hora de los partidos grandes en la elite. Este año consiguió su primera victoria en un torneo de Grand Slam, el Abierto de Australia (3-6, 6-3, 6-4 y 6-4 al francés Gregoire Barrere) y ahora, esta primera final. En caso de un derrota saltará alrededor de 16 puestos en el ranking, y de ganar, además de llevarse su primera copa, quedará al borde, o bien dentro, del top 50.
Aquella deportación en septiembre de 2021, con esposas y un día de calabozo en Alemania, por haber excedido –involuntariamente– el tiempo autorizado de permanencia en la Unión Europea durante la cuarentena –lapso reducido a raíz de la pandemia– y el inmediato contagio de coronavirus quedaron bien atrás en el tiempo. Hoy, para Tomás Martín Etcheverry es tiempo de sonreír y de esperanzarse a futuro. Sus compañeros de generación Báez y Fran Cerúndolo, ya campeones en el circuito, son un impulso para él.
